jueves, 30 de octubre de 2008

XXXVI Fácil.


Fácil es morir luchando y
encontrar buscando y
acabar empezando y
vivir deseando.

Fácil es desesperar esperando y
querer odiando y
mentir callando y
seguir pensando.

Fácil es perder jugando y
seguir hablando y
reír llorando y
demostrar aparentando.

Difícil, en realidad, lo más fácil.
Lo imposible, no existe.

miércoles, 29 de octubre de 2008

XXXV Cuidado en Casa.


Noticia del Periódico de Cataluña de ayer.

90 Españoles murieron en el 2007 víctimas de accidentes domésticos.

El hogar es el lugar más peligroso para la mujer, y el deporte, la actividad de más riesgo para el hombre.

Los accidentes en el hogar y durante el tiempo de ocio cada vez son más numerosos. Y la mayoría se produce de la manera más tonta, por imprudencias, descuidos o el azar, según los accidentados. El informe de 2007 sobre percances domésticos y actividades cotidianas, difundido ayer por Sanidad, cifra los siniestros en 1.754.335. De ellos, 105.260 requirieron hospitalización y 90 acabaron con resultado de muerte. Caídas importantes o cortes que derivaron en un choque hipovolémico - gran perdida de sangre- motivaron la mayoría de los fallecimientos.Las caídas en la cocina de mujeres son el prototipo de estos percances. Así que cuidado al pasar junto al cable de la aspiradora, subir cargado con 4 bolsas de la compra en cada mano o no hacer pie en una superficie seca al salir de la ducha.

Los aplastamientos, los cortes, los desgarros y las descargas son otros motivos habituales. Por eso no es aconsejable dejar los cuchillos de filo japonés para que se sequen en la encimera de la cocina al alcance de los niños. O ponerse a cambiar la bombilla del baño sin más atuendo que una toalla mojada.

viernes, 24 de octubre de 2008

XXXIV Un Tuno Triste; un Tuno Negro...


Había una vez una página, la cual no leía nadie, nadie dejaba sus comentarios, pasaba totalmente desapercibida.
Una vez un chico entró por equivocación, pensó que aquello era un virus y rápidamente la cerró.
El Tuno Negro de la página cada vez daba menos miedo, cada vez estaba más triste y desolado, aún así nunca dejaba de escribir. Realmente no sabía si lo que escribía gustaba o no, ya que nadie le hacía caso, todo el mundo pasaba de él.
En sus inicios el Tuno Negro gastó mucho dinero, casi llegó a arruinarse, en publicidad para su página, pero aún así nadie se paraba a leerlo. Hasta su familia renegaba de él.
Siempre 0 en sus comentarios, siempre ese CERO cabrón, aterrador y desesperante. Antaño aún tubo algún triste comentario de publicidad, ahora ya ni eso. Era un pobre hombre.
Un día el Tuno andaba desesperado porque nadie le quería, decidió hacer algo que ningún Tuno en condiciones había hecho nunca, se quitó su capa negra, pensando que así llamaría la atención y empezarían pues a llegar los comentarios a sus escritos, pero que va; todo continuaba igual. Pensó entonces que su vida era muy puta e intento suicidarse ahorcándose en un árbol, pero la rama se rompió. Todo le salía mal, ni matarse sabía. Era un Tuno de los peores, el azme reír del gremio.

Hoy en día la página sigue igual de desierta, las palabras siguen llenas de polvo, los pensamientos están cubiertos desde hace ya mucho tiempo de telarañas, aún así el Tuno no deja de escribir esperando que algún día alguien entre a visitarlo, alguien por fin se preocupe por él.


Si leyó este texto agónico
y le llegó al corazón,
por favor ayude a este Tuno,
déjele un comentario,
tan solo una opinión,
el Tuno volverá a estar contento,
le hará un gran favor.


Un pobre Tuno Negro que les quiere. De todo corazón.

jueves, 23 de octubre de 2008

XXXIII Maestros del toreo.

La plaza se iba llenado, la plaza ya estaba llena. Los toreros en el callejón. En el redondel la mayoría, vacas mansas pero también morlacos de todos los colores y tamaños; toros de gran categoría y pundonor. Toros que aún siendo tan jóvenes, se encaran y zarandean el capote con fuerza, criados a conciencia en los mejores campos de Barcelona y alrededores.
Solo los mejores toreros son capaces de lidiar con tales bestias; bestias preciosas.
En estos últimos años la cosecha de buenos bravos se había incrementado notablemente; antaño incluso, el toro respetaba al torero. Eso no eran toros, eran vaquillas.
A mí, como gran torero considerado, que me considero, me gusta lidiar con torazos, pero no me gusta matarlos como hacen otros, a mí me gusta enseñarlos, amansarlos y conducirlos a corrales mucho más sabihondos y tranquilos de lo que salieron. Este es mi reto diario, mi trabajo. Lo que me gusta. Y no te digo que alguna vez no me haya llevado alguna que otra cornada, pero cada pinchazo te curte, te enseña, te hace querer más si cabe a ese toro que te reta, que te busca, que te mira y amenaza, que busca tus límites, a ese toro que lo único que busca en ti es tu atención, comprensión y compañía; tu afecto.


Y sonó el timbre; las 15:30. Se acabaron las conversaciones de nada, todos al patio, ellos esperando, cada niño detrás de su columna, sonrientes, revoltosos y movidos. Los maestros pues se dispersan; cada uno con su grupo, cada uno con su clase. Cada niño un mundo, cada niño una alegría, muchas veces mal entendida, mucha psicología, no todo vale, no todos valen. - Hola buenos días - ,y empieza de nuevo un nuevo día.

jueves, 16 de octubre de 2008

XXXII No cambies, evoluciona...


Había un ciega sentada en la calle, con una taza y un pedazo de cartón, escrito con tinta negra, que decía: "Por favor, ayúdenme, soy ciega".
Un creativo de publicidad que pasaba frente a ella, se detuvo y observó unas pocas monedas en la taza. Sin pedirle permiso tomó el cartel, le dio vuelta, tomó un rotulador negro que él llevaba y escribió otro anuncio. Volvió a poner el pedazo de cartón sobre los pies de la ciega y se fue.
Por la tarde el creativo volvió a pasar frente la ciega que pedía limosna; su taza estaba llena de billetes y monedas. La ciega reconoció sus pasos y le preguntó si había sido él, el que re escribió su cartel y sobre todo, qué había escrito. El publicista le contestó:"Nada que no sea tan cierto como tu anuncio, pero con otras palabras".
Sonrió y siguió su camino.
El nuevo mensaje decía:
"Hoy es primavera y no puedo verla."

jueves, 9 de octubre de 2008

XXXI Condenada. Condenados.


El texto era sencillo; la puesta en escena bastante más complicada. La función tenía que comenzar. Nerviosa y tiritando se subió al escenario, obra corta pero estrecha e intensa. Entonces lo dijo y todo acabó. Ni un solo aplauso, solo gritos en silencio de indiferencia, más tarde malas caras y finalmente brisa pesada bajo sus ojos, también bajo los suyos, mar de recuerdos, todos buenos en aquel momento. Muchos años ya entrelazados, difícil mezcla, él era débil, ella se hacía la fuerte. Él la quería, ella no se atrevía, aunque su cabeza pasada la anestesia del momento la persiguiera y le dijera:
- Esto no puede continuar, déjalo, es lo mejor para de nuevo poder comenzar.
Y allí siguieron y allí seguían y allí, felices o no, por siempre atados, que no juntos, seguirán.
Esa misma obra pero en diferente día de función volvió a repetirse una y mil veces más, provocando el mismo resultado:
Gritos en silencio de indiferencia, más tarde malas caras, finalmente brisa pesada bajo sus ojos y la frase de siempre:
- Cambiaré Cariño, no lo haré nunca más.

XXX Soy Maestro.


- Los hombres que van con otros hombres son Gays. Las mujeres que van con otras mujeres son Sevillanas.
Esta fue una de las primeras frases ocurrentes que escuché entre aquellas cuatros paredes cargadas de energía y alegría en cantidad. Tengo la suerte de ser Maestro. No necesito más.
¡ Y OLÉ !

jueves, 2 de octubre de 2008

XXIX Raúl y Pedro.


Hasta los ciegos podían leer sus hojas de apuntes pasando las yemas de sus dedos por las mismas. Raúl era un hombre nervioso. Destrozaba frenos de mano y manos sin freno, era horriblemente guapo, interesante y aplicado. Rompía mesas con sus codos. Estudiaba por vicio pero no fumaba. Su mirada era correosa y corrosiva. Se peinaba con tenedores y con tenedores no comía, devoraba, no saboreaba. Se cortaba las pestañas, él nunca lloraba. Era un hombre muy seguro de sí mismo. Se peinaba hacia arriba, siempre iba perfectamente peinado y repeinado. Aunque se desplazaba en coche, siempre llevaba casco.
Aquel día estaba tranquilamente cardiaco, había quedado con Pedro, un chico delicado y despeinado, el cual apoyaba sus codos mientras estudiaba, en esponjas esponjosas, suaves y desinfectadas, temía poder dañarse. Era guapísimamente horrendo, tenía largas pestañas, lloraba a menudo. Era inseguro por vicio y naturaleza, siempre se desplazaba en su moto de tres ruedas, nunca llevaba casco, bebía agua a cucharadas. Era extremadamente extremado.
Se acercaba el momento del encuentro, Raúl lo esperaba con el casco puesto en el interior de su coche, Pedro estaba al llegar. Ahí estaba Pedro. Habían quedado en un parking a las afueras de la ciudad, estaba desierto pero Pedro aparco encima del coche de Raúl, no quería ensuciar las tres ruedas de su moto.
Se miraron, no se hablaron, se sentían atraídos, se despojaron de sus camisetas, empezaron pues a besarse sus ombligos, eso era lo que les gustaba, eran raros... ¿ y qué?, eran entrañables, eran 2 seres enamorados.
PD: La foto corresponde a la mochilita de Pedro.