martes, 21 de enero de 2014

CLXXX Tu bar, mi bar.


Abrí este bar con estilo y lo logré, conseguí que fuera glamuroso, pero el bar eres tú, mi querido amigo. 
Antes de que tú llegaras los clientes, mis clientes, me pedían bajito y con mucha educación, las conversaciones intelectuales se mezclaban con silencios aún más sabios, en los baños se tiraba de la cadena y la gente se lavaba las manos al acabar, permanecían impecables durante toda la jornada. Jamás de oía un grito ni una palabra malsonante…
Hoy, el paragüero que tantos paraguas de diseño almacenó se ha convertido en papelera de servilletas de papel, el suelo es un palillero de salivas y serrín. Los gritos y borracheras inundan el ambiente. El fútbol es la ley. Pero lo peor de todo es que no puedo echarte pues  desde que tú llegaste todos mis clientes se han ido convirtiendo y son todos como tú, desgraciado, curruqui asqueroso.