martes, 30 de septiembre de 2014

CLXXXVI La esencia.

Te dejo observarme, mirarme, espiarme, analizarme, clasificarme, medirme, tocarme… pero aun así cuando me copies por completo, jamás podrás ser yo, porque hay algo en mí que no se deja observar, ni mirar, ni espiar, ni analizar, ni clasificar, ni medir, ni tocar y esa es mi esencia natural.
Y muchos fueron los que intentaron chupar de esa esencia. Y muchos fueron los que al creerse idénticos, quedaron ridículos, vacíos, sin alma ni dientes. Pues si quieres ser alguien, no cambies; evoluciona. No dejes que te cambien, ni sociedades de moda, ni pajarracos sin cola, imprégnate de todo aquello que para ti sea interesante, hazlo tuyo, incorpóratelo, moldea tu propio yo; hazlo, sin olvidar tu esencia, quien eres, de donde provienes, base básica de tu personalidad, no te creas jamás inferior al resto, pues esencia tenemos todos, única e irrepetible. Por eso; cuídala, porque tu esencia está marcada por tus orígenes, por eso, respétalos; no te olvides jamás de dónde vienes, vívelo; venera tu historia y a los tuyos, no traiciones nunca a tu pasado, ni lo menosprecies, ni intentes ser más ridiculizándolo porque el que traiciona a sus orígenes se olvida a sí mismo, pierde su esencia, elimina su yo y se convierte en un ser “amarionetizado” y vacío.